Un reportaje de The Guardian revela la alarmante expansión de centros de estafa en Myanmar, Camboya y Laos, donde miles de personas son víctimas de trata y obligadas a participar en complejas estafas en línea. Estos centros, como KK Park, operan bajo la protección de sindicatos criminales transnacionales y se han multiplicado desde el golpe militar en Myanmar en 2021. El análisis del Australian Strategic Policy Institute (Aspi) indica que los centros de estafa en la frontera tailandesa-birmana han aumentado de 11 a 27, expandiéndose significativamente en tamaño.
Las víctimas, originarias de diversos países, incluyendo China, Taiwán, el sudeste asiático, India y, cada vez más, África, son engañadas con falsas promesas de empleos en el extranjero. Una vez en los centros, son sometidas a torturas y obligadas a crear perfiles falsos en redes sociales para estafar a personas en todo el mundo, especialmente en Estados Unidos y Europa. Las estafas, conocidas como "pig butchering", implican ganarse la confianza de las víctimas antes de defraudarles con inversiones falsas en criptomonedas y otros esquemas.
A pesar de algunos esfuerzos para desmantelar estos centros y rescatar a las víctimas, se estima que hasta 100,000 personas permanecen atrapadas en estos complejos de ciberesclavitud. La junta militar de Myanmar se beneficia de estas actividades criminales, ya que se han convertido en una parte esencial de la economía del conflicto en el país. La lucha contra estos centros se ve complicada por la necesidad del ejército de Myanmar de mantener buenas relaciones con las milicias armadas que se lucran con ellos. La situación pone de manifiesto la urgente necesidad de una cooperación internacional más eficaz para combatir la trata de personas y desmantelar estas redes criminales.
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