Microsoft se encuentra en una situación peculiar: mientras registra ingresos y beneficios récord, también está llevando a cabo despidos significativos. En lo que va del año, la compañía ha despedido a 15,000 empleados, sumándose a los 10,000 de 2023 y los 3,500 de 2024. Esta aparente contradicción ha sido abordada por el CEO Satya Nadella en un memo interno, donde reconoce la “incongruencia aparente” entre el éxito financiero y la reducción de personal.
Nadella explica que la industria tecnológica ya no opera bajo las mismas reglas. Microsoft está invirtiendo masivamente en infraestructura de Inteligencia Artificial (IA), lo que implica recortes en otras áreas para financiar estas inversiones. Aunque la empresa está despidiendo empleados en ciertos roles, también está contratando talento especializado en IA, manteniendo así una plantilla total relativamente estable.
La inversión en centros de datos y chips de IA requiere una reducción de gastos operativos, lo que se traduce en menos dinero disponible para salarios. Este cambio estratégico busca transformar a Microsoft de una “fábrica de software” a un “motor de inteligencia”, permitiendo que cualquier persona pueda crear sus propias herramientas utilizando la IA.
La visión de Nadella es democratizar el acceso a la tecnología, permitiendo que miles de millones de personas tengan acceso a investigadores, analistas y programadores virtuales. Sin embargo, esta transformación tiene un costo humano, afectando a los empleados que no encajan en la nueva estrategia de la compañía. Mientras tanto, Microsoft atrae talento de empresas como Google y Meta para fortalecer su posición en el campo de la IA.
La industria tecnológica en general está experimentando una ola de despidos, con casi 100,000 puestos de trabajo eliminados en lo que va del año. Microsoft lidera este ranking, lo que demuestra que el éxito en la era de la IA no garantiza la seguridad laboral. La necesidad de reinventarse constantemente se ha convertido en la nueva normalidad en el sector tecnológico.