A pesar de los avances increíbles en la destreza y capacidad de las prótesis de manos biónicas modernas, sorprendentemente, hasta el 50% de los amputados las abandonan. La razón principal de este rechazo radica en su complejidad de control. A diferencia de nuestras manos naturales, que se benefician de un sistema elaborado de reflejos y bucles de retroalimentación automáticos (como el ajuste inconsciente del agarre para evitar que un objeto se resbale), las manos biónicas carecen de esta autonomía. Esto obliga a los usuarios a "microgestionar" cada movimiento, como si tuvieran que pensar conscientemente en la posición de 27 articulaciones y la fuerza de 20 músculos simultáneamente, una tarea mentalmente agotadora.
Los métodos de control existentes, ya sea a través de aplicaciones con tipos de agarre predeterminados o mediante electromiografía (señales eléctricas de los músculos restantes), resultan ser rudimentarios y exigen una concentración intensa para mantener un agarre estable. Para abordar esta frustración, un equipo de la Universidad de Utah, liderado por Jake George y Marshall Trout, ha desarrollado un innovador "copiloto" de inteligencia artificial para manos biónicas, cuyo objetivo es hacer que estas prótesis sean verdaderamente intuitivas, permitiendo a los usuarios realizar tareas sin esfuerzo consciente.
La clave de esta innovación reside en la integración de sensores personalizados de presión y proximidad en las yemas de los dedos de la prótesis, que permiten a la mano detectar objetos y medir con precisión la fuerza necesaria para sostenerlos sin aplastarlos ni dejarlos caer. Un controlador de IA procesa estos datos en tiempo real, ajustando los movimientos de las articulaciones y la fuerza de agarre. Tras un extenso entrenamiento para que la IA reconozca diversos objetos y cambie entre diferentes tipos de agarre, controlando cada dedo individualmente, la mano es capaz de adaptarse de forma natural al objeto. Lo más revolucionario es su enfoque de "control compartido": la IA actúa como un asistente silencioso en segundo plano, apoyando al usuario sin tomar el control total o "luchar" contra sus intenciones, permitiéndole mantener siempre la autonomía.
Los resultados de las pruebas fueron impresionantes: los participantes, tanto con manos intactas como amputados, vieron su tasa de éxito al manipular objetos frágiles (como un vaso de papel o un huevo) dispararse del 10-20% sin la IA al 80-90% con ella, reduciendo significativamente la carga cognitiva. Aunque el sistema todavía opera en condiciones de laboratorio y la integración con el cuerpo humano sigue siendo un desafío, este avance representa un salto cualitativo. El equipo busca llevar esta tecnología al mundo real, mejorar la interfaz usuario-máquina mediante implantes neuronales y colaborar con la industria para realizar ensayos clínicos a gran escala, acercándonos a un futuro donde las prótesis biónicas sean tan intuitivas y capaces como las extremidades naturales.
Fuente Original: https://arstechnica.com/ai/2025/12/scientists-built-an-ai-co-pilot-for-prosthetic-bionic-hands/
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